miércoles, 26 de septiembre de 2007

Juárez

La Sra. Juanita Delgado es la madre de Brenda Berenice Delgado, asesinada a los 6 años de edad en febrero de 2003, cuando salió de su casa a las seis de la tarde para comprar un refresco en la tienda de la esquina. La policía ha querido involucrar en el crimen a Jesús, esposo de Juanita, quien ha sido torturado y detenido de manera arbitraria por agentes del estado, pretendiendo hacer que se confiese culpable.Asimismo, la policía ha amenazado a la familia con encerrar al esposo de Juanita en la cárcel si continúa con la organización NHDRC, y como advertencia, en medio de un interrogatorio lo golpearon hasta romperle dos costillas; la familia pedía nombrar más de una persona coadyuvante en su caso, pero el agente del Ministerio Público que llevaba el caso no lo admitió, violando de esta manera la ley, que permite que la familia nombre libremente a sus coadyuvantes. La pareja ha puesto una denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos por la torturas a Jesús. El crimen continúa impune.
La Sra. Ramona Morales es la madre de Silvia Elena Rivera Morales, asesinada en 1995 a la edad de 16 años. A 9 años del asesinato de su hija, Ramona desconfía de la efectividad de la justicia. Ella padece además de la ausencia de su hija asesinada a base de torturas, la pérdida de Ángel, su esposo, quien falleció de cáncer dos meses después que Silvia Elena, pues su enfermedad se agudizó al ver cómo le arrebataron la vida de su hija sin poder hacer nada. Ramona fue llevada a la morgue para identificar el cadáver de su hija, pero al verse sola, no pudo enfrentar el dolor sin abrazarse de algún ser querido y negó que el cuerpo que tenía ante ella era el de su amada hija, a pesar de que de inmediato se dio cuenta que Silvia Elena estaba allí, sin vida, con múltiples golpes en su cuerpo. Ese día tuvo que irse a su casa pidiendo dinero en la calle, ya que los policías que fueron por ella a su casa ya no quisieron regresarla. Agrava su sufrimiento el hecho de que la policía hizo declaraciones a la prensa difamando a su niña, diciendo que llevaba una doble vida, que Silvia Elena por las noches se salía de su hogar a prostituirse, cuando esto es una gran mentira y ésta se repite en la mayoría de los casos. Ramona en 2002 logró hablar con el gobernador Patricio Martínez, quien le preguntó en qué año habían asesinado a su hija, y cuando ella le respondió que en 1995, el gobernador le dijo que no era a él a quien debía reclamar, sino a Francisco Barrio, el anterior Gobernador, porque los sucesos se dieron bajo su gestión.Ramona continúa luchando como el primer día, a pesar de sus enfermedades y su pena, sigue firme exigiendo la justicia, ya que el crimen continúa impune.
La Sra. Julia Caldera es madre de María Elena Chávez Caldera, una chica desaparecida en el año 2000 a la edad de 16 años de edad, y de quien hasta hace poco no se sabía nada, María Elena fue trabajadora de una maquiladora y luego empleada doméstica. Julia y Daniel, padres de María Elena, primero se unen a Voces sin Eco, la primera organización de familias, que se disuelve a inicios del 2001. Luego se integran a Nuestras Hijas de Regreso a Casa, desde donde exigen la justicia. Ellos son una gran familia, tienen más hijos varones que mujeres, Brenda es ahora la joven de la familia a quien dedican su tiempo y cuidados, dado que también es una muchachita muy linda, empleada de maquiladora a quien le encanta jugar fútbol femenil. Viven con muchas carencias, pues han dedicado mucho de su tiempo y el poco dinero producto del trabajo de la familia para la búsqueda de la justicia y por hacer que el asesino de María Elena sea buscado por las autoridades.Julia comenta que jamás buscaron a su hija, pero que el primer cadáver de mujer encontrado después de reportar la desaparición se lo intentaron adjudicar a María Elena, porque algunas prendas de vestir correspondían a la descripción que se dio de su vestimenta el día de se desaparición. La familia no permitió que se le entregara un cuerpo sin previa identificación de ADN, ya que antes han manipulado a algunas familias con esta condición y porque es sabido que los mismos asesinos les cambian prendas de vestir a sus víctimas. La policía hizo declaraciones difamatorias también en este caso, además de asegurar que la familia no aceptó el cuerpo que se le entregaba porque no tenían dinero para sepultarla. Se le practicaron estudios de ADN en tres ocasiones, pero en las dos primeras no hubo resultados porque las autoridades estatales perdieron las muestras En mayo de 2004, en respuesta a una solicitud de Nuestras Hijas de Regreso a Casa, la autoridad federal acudió a Ciudad Juárez a tomar nuevas muestras de sangre a la familia para hacerle nuevos estudios de ADN a la osamenta; dijeron que esta vez son positivos, por lo que Julia finalmente aceptó el cuerpo, dado que las autoridades federales le dieron un mes después los resultados identificando los restos como los de su hija. Julia y Daniel aun desconfían de que el cuerpo que ya sepultaron sea el de María Elena, y desean pedir una exhumación del cadáver para nuevas pruebas fuera del país. El crimen, como los otros, continúa impune.

González es la madre de Claudia Ivette González, asesinada en 2001 cuando contaba con 20 años de edad, y cuyo cuerpo fue encontrado en un campo algodonero ubicado en una zona altamente transitada, frente a la sede de la Asociación de Maquiladoras. Los restos de Claudia fueron encontrados junto con otras siete chicas asesinadas. La policía le entregó el cuerpo a la familia, pero han hecho dos exámenes de ADN con resultados negativos. Ella ya la sepultó, a pesar de que hay duda respecto de su identidad. Josefina tuvo que sufrir a los pocos meses otro dolor de madre, cuando Jesús, su hijo mayor, también falleció de un cáncer, alcanzándolo la tristeza de no haber sido capaz de cuidar a su hermana menor. La familia asegura que Claudia fue secuestrada y asesinada por policías locales.La policía detuvo a dos choferes como responsables de estos crímenes, uno de ellos falleció misteriosamente en el penal, y la esposa del otro ha luchado incansablemente por demostrar la inocencia de su esposo, exhibiendo las pruebas de la tortura a que fue sometido para hacerle confesar su culpabilidad. La Comisionada para erradicar y prevenir la violencia en contra de las mujeres en Ciudad Juárez, nombrada por el gobierno federal, Guadalupe Morfín, ha pedido a las autoridades estatales la libertad del inculpado, señalando que es inocente, versión que respaldan las instancias de Derechos Humanos a quienes se les han aportado las pruebas necesarias para un dictamen certero. Evidentemente el crimen continúa impune.
La Maestra Norma Andrade es la madre de Lilia Alejandra García Andrade, asesinada en 2001 cuando tenía 17 años de edad. Su cuerpo fue encontrado en un lote en medio de la ciudad, frente a la maquiladora donde trabajaba, cuya ubicación se encuentra entre calles de mucha circulación vehicular.Como en todos los casos, el hallazgo se da casualmente, y no como producto de una investigación. Esto ocurre a escasas horas de haberla estrangulado, por lo que las complicaciones de la identificación sólo se dieron a causa de los intensos golpes que recibió antes de morir, que hicieron irreconocible su rostro y cuerpo, y no como otras víctimas, cuya identidad se dificulta por el avanzado estado de descomposición del cadáver, que incluso en ocasiones es ya únicamente una osamenta.Alejandra, aun a pesar de su corta edad, tenía dos niños, una pequeña de un año de edad y un hermoso bebé de cinco meses de nacido, Norma, hasta ahora ha luchado sin resultados para obtener la adopción de sus nietos que ha buscado con firmeza para garantizarles los beneficios que otorga la ley, ya que ella es maestra de escuela primaria. La ley del estado le impide adoptar a sus nietos, ella pide una excepción. Norma recibió hace no mucho una información extraoficial de que a su hija se la llevaron dos agentes judiciales para entregársela a un conocido empresario. Esta versión no se ha podido esclarecer dado que las autoridades no han investigado esta línea, ni existe confianza en que se ordene una acción en consecuencia pues involucra a gente importante; esta hipótesis no está contemplada en el expediente. Norma espera respuesta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, instancia de justicia ante la cual expuso su caso con la esperanza de que sea ahí donde se le ayude a resolver el asesinato de su hija.Norma actualmente es la presidenta de la organización, y siendo como es una mujer de mucha iniciativa, se ha enfrentado a las autoridades y a los gobernantes en el intento de esclarecer este y otros asesinatos de mujeres que al igual que al de Alejandra, continúan impunes.
Karina Payán es hija de la maestra Elodia Payán Núñez, asesinada el 5 de Agosto del 2000. Las autoridades, para negar el móvil sexual, de inmediato dejaron correr la versión de un crimen por asalto, ya que la maestra fue encontrada en el negocio de su propiedad. Luego que la indignación de la comunidad magisterial se pronuncia en contra de este crimen, y en el marco de una gran manifestación exige a la autoridad esclarecer el asesinato sexual, ya que su cuerpo se encontró desnudo y atado de pies y manos. Como respuesta, de inmediato sacan otras versiones que desprestigiaban a la víctima, quien era madre de familia y respetable maestra y directora de escuela secundaria. Tras varias protestas de la sociedad civil ante las poco claras explicaciones de la autoridad, detienen a Mario Chavarría Barraza y Marcos Chico Chávez. Y aunque se comprobó que Chavarría el día del crimen estaba en la cárcel por un delito anterior de robo, lo torturan empleados de la Fiscalía de Crímenes contra mujeres para que confiese la manera en que asesinó a la maestra. Karina es estudiante en la Universidad y trabaja para sostenerse sus estudios: Ella espera que un día cercano la justicia opere en el crimen de su madre, que como los otros, continúa impune.
Elia Escobedo es mamá de Erica Pérez Escobedo, asesinada en septiembre de 2002, en un momento en que acuden a Ciudad Juárez autoridades e instituciones de nivel nacional y se reúnen con juarenses interesados en establecer la Mesa Interinstitucional promovida por el Instituto Nacional de las Mujeres. Su cuerpo fue encontrado en un lote entre matorrales, con la blusa arriba y el pantalón debajo de las rodillas, ella fue violada y estrangulada con el cordón de su propio bolso. Sin embargo, en dos horas, tras la presión de los visitantes y el escándalo que representaba el hallazgo, las autoridades apresuraron una respuesta: Erica había muerto por sobredosis, y se dedicaba a la prostitución; versión elaborada por las autoridades como una justificación para dar a entender que ella buscó su muerte, y desconocer el patrón de femicidio. A pesar de que Elia y sus dos nietos (hijos de Erica) han recibido apoyo psicológico de parte del personal de la Subprocuraduría del Estado, el Instituto Chihuahuense de la Mujer le ha negado toda ayuda económica para ella y los niños, a causa del dictamen erróneo del motivo del fallecimiento. Con Nuestras Hijas de Regreso a Casa Elia busca que se limpie el nombre de su querida hija, y demostrar a las autoridades que Erica no era adicta a ninguna droga y que su conducta era de una mujer responsable que ama y trabaja por sus hijos. Elia sólo pide que se esclarezca la verdad y se haga público el perdón por parte de quienes denigraron a su hija. Elia, mujer viuda de edad madura, ahora debe sostener, además de un hijo con discapacidad de 26 años de edad, a los dos pequeños que dejó Erica: Ángel y Cynthia, de 8 y 11 años de edad, que sobreviven con muchos esfuerzos a la terrible tragedia que pesa sobre su familia. El crimen continúa impune, dado que ni siquiera es reconocido como tal.
Mary Carmen Torres es hermana de Eva Edith Torres González, joven de 21 años de edad, quien el 23 de diciembre del 2003 fue deportada de los Estados Unidos por el puente internacional Ysleta Zaragoza en la frontera de Ciudad Juárez/El Paso.
Su familia habló con ella por teléfono días antes anunciándoles que se encontraba bien y que conseguiría un mejor trabajo que el que hasta entonces había logrado.
Mary Carmen y su mamá radican en el estado de México, por lo que pidieron apoyo a nuestra organización para solucionar su caso. Hemos dado parte de esto a la Fiscalía local que dirige Ángela Talavera, pero hasta ahora no hemos recibido respuesta.
Silvia Guadián, hermana de Elena Guadián, ha pedido a NHDRC su apoyo e intervención para exigir que el caso de su hermana, desaparecida en 1992, no quede en el olvido como muchos otros casos de desapariciones de mujeres. Hasta ahora la familia ignora el paradero de su querida Elena, quien dejó dos hermosos hijos que la recuerdan con amor.El caso de Elena Guadián no ha sido atendido por las autoridades, ni cuenta con un expediente amplio que permita revisar si hay o no investigaciones para su búsqueda, pero la familia sabe que Elena no es buscadaLa maestra Marisela Ortiz es amiga de la familia García Andrade, y fue profesora durante tres años de Lilia Alejandra cuando cursó su educación media. Marisela, al conocer de la desaparición de Lilia Alejandra, apoyó a la familia en su búsqueda. En honor a su exalumna y motivada por el dolor de la pérdida, emprendió una serie de acciones en protesta por los hechos y la desatención policíaca a este y otros casos, lo que originó el interés de otras familias afectadas que se unieron para exigir la justicia desde un frente común que luego llamaron Nuestras Hijas de Regreso a Casa.Marisela ha sido intimidada, perseguida y amenazada de muerte junto con su familia, por haber afectado los intereses del gobierno al difundir la serie de negligencias de las autoridades. Constantemente las autoridades descalifican su participación en la lucha, argumentando que ella no es madre de ninguna víctima, y la acusan de manera injusta de lucro, por el acompañamiento que hace a las familias en busca de la justicia jurídica y el mejoramiento de la calidad de vida de las familias afectadas que componen la organización NHDRC.En Nuestras Hijas de Regreso a Casa, nos brindamos autoayuda para mejorar la calidad de vida, buscando apoyo legal para dar seguimiento jurídico a los casos de nuestras mujeres asesinadas, y atención psicológica para sanar emocionalmente, además de la compañía de las otras integrantes de la organización, que somos como una gran familia, pues unidas compartimos alegrías y tristezas, fortaleciéndonos cada vez más, a pesar de los ataques de la autoridad policíaca y el Gobierno del Estado de Chihuahua.Nuestras Hijas de Regreso a Casa, ACCiudad Juárez, Chih., septiembre de 2004

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